A principios de los años 70, rodeada de trapos e hilos, nace Carmen Miñarro, en el seno de una familia de modistas.
Desde bien pequeñita empezó a sentir atracción por el mundo de la moda. Miraba los vestidos que había en los escaparates y se preguntaba cómo los habían diseñado.
Con tan solo 8 años le fascinaban las piezas de ropa que creaban su madre y su abuela y le atraía la creatividad. Así que no dudó ni un segundo en empezar a formarse. Mientras las niñas de su edad jugaban en el parque al salir de la escuela, ella seguía estudiando en la academia de corte y confección.
Ya en su adolescencia, tuvo la suerte de formarse con los mejores profesores de Barcelona. Fueron años de un bonito aprendizaje del que sacó el máximo provecho.
Tuvo la oportunidad de trabajar con fabricantes y diseñadores de mucha calidad, algunos de renombre internacional como Rosa Clará, Christian Lacroix o José María Peiró.
Ver diferentes estilos y formas de diseñar le ayudó a darse cuenta de que ella quería ir más lejos. No se conformaba con lo que veía. Quería crear un estilo propio, ser auténtica y transmitir la esencia de cada mujer en los detalles.
Con este ideal nació Carmen Miñarro, y con el objetivo de crear piezas únicas. Para aquellas mujeres que sueñan con tener un estilo fiel a su personalidad. Pero sobre todo para aquellas mujeres que viven cada día como si fuera especial.